Este mundo actual es caótico y volatil. La tecnología ha incrementado nuestro ritmo de vida llevándonos a tener altos niveles de estrés ya que tenemos menos tiempo para meditar, reflexionar y descansar.
Pero hay una solución a este problema. Entre todo el ruido del mundo, se puede encontrar el silencio y la paz de Dios.
Mientras te dedicas a tu trabajo del día, concéntrate en tu respiración y repite esta oración corta de Maninaya (maniqueísmo):
“Alabado sea Cristo, merecedor de toda adoración”
Si no puedes repetir esta oración, intenta por lo menos pensar en Cristo (el Tercer Mensajero), en Jesús, en Dios Padre, o en la Madre Celestial (el Espíritu Santo).
Vacía tu mente de preocupaciones sobre el futuro, recuerdos del pasado,o cualquier otro asunto terrenal.
Cuando no hay nada del mundo en tu mente, y sólo existe Dios dentro de ella entonces sentirás una paz y una felicidad que verdaderamente son de otro mundo.